miércoles, 4 de octubre de 2017

CADA ENTIDAD FEDERATIVA DECIDIRÁ SI RECIBE RESIDUOS DE DEMOLICIONES TRAS LOS SISMOS DE SEPTIEMBRE


Plataforma   Laboral
+Cuidado con residuos de demoliciones
+Eficiencia del Centro de Mando del ISSSTE
+Estrés postraumático, caso común tras sismos
Armando Téllez Flores    DIARIO AL MOMENTO  

Los residuos provenientes de las demoliciones son considerados como residuos de manejo especial por las leyes mexicanas y será  competencia de las entidades federativas autorizar el manejo adecuado e integral.
La Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA) informó que de acuerdo a Ley General para la Prevención y Gestión Integral de los Residuos (LGPGIR), los residuos de la construcción, mantenimiento y demolición en general son considerados, de acuerdo al artículo 19, fracción VII, Residuos de Manejo Especial.
En ese sentido, le corresponde a las entidades federativas formular, conducir y evaluar la política estatal, así como elaborar de manera coordinada con la Federación los programas en materia de residuos de manejo especial.
De acuerdo al artículo 5, fracción XXX de la LGPGIR, los Residuos de Manejo Especial son aquellos generados en los procesos productivos, que no reúnen las características para ser considerados como peligrosos o como residuos sólidos urbanos, o que son producidos por grandes generadores de residuos sólidos urbanos.
Dentro de las atribuciones de las entidades federativas en materia de Residuos de Manejo Especial destaca el verificar el cumplimiento de los instrumentos y disposiciones jurídicas en materia de residuos de manejo especial e imponer las sanciones y medidas de seguridad que resulten aplicables.
En el caso de que los residuos de manejo especial sean depositados en áreas federales, tales como Áreas Naturales Protegidas, Áreas Forestales, selvas y zonas áridas, humedales o manglares, deberán cumplir con la legislación ambiental federal vigente, por lo que sólo en estos casos es responsabilidad de ambas autoridades, estatales y federales, vigilar el cumplimiento de las disposiciones ambientales locales y federales en el ámbito de sus respectivas competencias: en materia de residuos los estados y en materia de impacto ambiental y cambio de uso de suelo la federación.
TRAS SISMOS, EL ISSSTE COMPROBÓ LA EFICIENCIA DEL CENTRO NACIONAL DE MANDO Y DE ESTANCIAS INFANTILES
José Reyes Baeza Terrazas, Director General del ISSSTE, dijo que el pasado 19 de septiembre a través del Centro Nacional de Mando y Reacción de Seguridad para los Infantes del ISSSTE (CENMAR) se “constató la rapidez y coordinación de los diferentes cuerpos de protección civil municipales, estatales y nacional, ya que el Centro y su personal aplicaron con eficacia y eficiencia de los protocolos de protección civil para salvaguardar a los pequeños”.
Agregó que “la principal función de este Centro es resguardar lo más valioso que es la vida de los hijos e hijas de los trabajadores, implementando nuevos sistemas que permitan darle seguridad y tranquilidad a los padres de familia”.
Luego de revisar detenidamente los videos del CENMAR durante la contingencia del 19 de septiembre, se pudo corroborar que el Centro fue pieza clave para obtener información sobre el estado de cada EBDI, al tiempo que se constató que el sistema de videovigilancia es eficiente en caso de que se hubiera requerido brindar apoyo. El equipo conformado por 8 operadores, 3 supervisores y la coordinadora, estuvieron listos para reaccionar de manera inmediata.
El CENMAR del ISSSTE está considerado el más seguro de Latinoamérica y monitorea diariamente 123 Estancias de Bienestar y Desarrollo Infantil en todo el país donde son atendidos 35 mil menores hijos de derechohabientes. Cuenta con 650 cámaras de videovigilancia, mil alarmas de emergencia, 4 mil 400 detectores de humo y tiene coordinación permanente con los sistemas de protección civil de los tres órdenes de gobierno; es una prestación social que brinda el Instituto a los servidores públicos del Gobierno de la República.
La supervisora Brenda Reyes Pérez, quien también es madre de familia con un infante registrado en una EBDI del Instituto, dijo que la comunicación vía celular y de mensajería instantánea fueron las principales herramientas para entablar contacto con cada directora de las estancias y saber lo que ocurría en cada una de ellas, además del monitoreo de las cámaras para detectar que el personal estuviera en las zonas de seguridad, así como la llegada de los padres de familia.
“Lo que nos importaba era saber sobre las vidas de los infantes y el personal. La tranquilidad llegó cuando teníamos la totalidad de la información, ahí fue cuando empezó a bajar el estrés, y nos enterábamos por vía telefónica o por Whatsapp, así como al saber que nuestras familias estaban bien; también seguimos las noticias para conocer dónde había derrumbes.
EL ESTRÉS POSTRAUMÁTICO, UNA REACCIÓN COMÚN ANTE UN SUCESO EXTRAORDINARIO
El estrés postraumático es una respuesta común ante una situación extraordinaria como la derivada de los sismos ocurridos en septiembre en México, explicó el doctor Fernando Ortiz Lachica, investigador responsable del Programa de Orientación y Apoyo Psicológico de la Unidad Iztapalapa de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
Para la recuperación es necesario hacer fluir los sentimientos, como paso inicial del proceso que permita superar la incapacidad para conciliar el sueño y estados de miedo, tristeza, desolación y depresión, así como mareos y falta de entusiasmo, entre otros síntomas asociados al estrés postraumático que desencadenan acontecimientos como los registrados el 7 y 19 de septiembre.
Dichos fenómenos “pusieron en peligro nuestra vida, integridad y patrimonio, provocando una emoción que todos experimentamos y, aunque hay personas que lo nieguen, si uno observa bien se dará cuenta de que todos en alguna medida lo padecemos”.
Casi inmediatamente al fenómeno, mucha gente, la mayoría jóvenes, reaccionaron rápidamente y crearon brigadas de ayuda para remover escombros, organizaron centros de acopio y traslado de víveres; otros salieron a entidades muy dañadas “y eso está muy bien”, pero sin duda también se verán afectados por todo lo que vieron.
Muchas otros no pudieron brindar esa ayuda porque estaban muy perjudicados personalmente y lo que pasa con ellos es que se sienten culpables por no haber hecho lo suficiente; “eso no nos sirve, porque nos atormenta, porque cada quién hace lo que puede y si algunas apoyaron en lo inmediato, otras lo harán después, ya que la reconstrucción de nuestras vidas y del país va a llevar un tiempo”.
También hay quienes se culpan incluso por haber sobrevivido y por tener cama, techo, comida caliente, al pensar en los muertos, en quienes perdieron a un ser querido o en aquellos que duermen a la intemperie.
El investigador sugirió “no atormentarse por haber hecho mucho o poco, y por el contrario, aceptar si estamos asustados, tristes y deprimidos, y sanarnos primero, porque a veces no podemos ni con nuestra alma”.
Las expresiones como “ya supéralo”, “échale ganas” o “déjalo ir” se dicen la mayoría de las veces con las mejores intenciones, pero “tampoco ayudan” a atravesar el momento de trauma, porque “nadie debe culparse de sentirse mal”, porque ha sido triste y desolador perder a un ser querido o la casa, o aunque no nos haya pasado nada, carecer de serenidad.
El doctor Ortiz Lachica dijo que lo más importante para estabilizar los sentimientos es reconocerlos, aceptarlos y “tratar de ir viviendo día con día, retomar nuestra vida personal con todo y ese miedo, tristeza, coraje y ese remolino de emociones”, aunque, reconoció, “está siendo muy difícil”.
Cada persona es diferente en el proceso de recuperación porque hay quienes pueden estar tranquilas pero ven alguna noticia o presencian conversaciones sobre el tema y vuelven a afectarse, o quienes vivieron el temblor de 1985 y el de 2017 y se alteran ante cualquier réplica.
La recuperación no es una línea ascendente, sino un proceso de sube y baja”, donde habrá personas que se sientan bien más pronto y otras se tardarán, “y no podemos decir cuándo; por ello debemos ser comprensivos con nosotros mismos y con los demás”, porque habrá quien necesite hablar de su experiencia para desahogarse, pero también quien al platicar de ello se retraumatice.
El investigador propuso pensar que “las emociones que nos invaden son como visitantes inesperados, pero no son lo que soy, hay algo en mí, aunque sea una pequeña parte, que no tiene miedo, no está triste y desde ahí puedo ayudarme a reanudar mi vida”.
También recomendó encontrar un refugio de acompañamiento, es decir, un amigo, una amiga, un pariente cuya compañía lo reconforte. Vale la pena también hacer el esfuerzo de moverse, porque algunos “estamos muy tensos por lo que es recomendable caminar, brincar y correr para descargar la tensión corporal”.
(tellezflores@hotmal.com)

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