Plataforma Laboral
+Cuidado con residuos de demoliciones
+Eficiencia del Centro de Mando del ISSSTE
+Estrés postraumático, caso común tras sismos
Armando Téllez Flores
DIARIO AL MOMENTO
Los residuos provenientes de las demoliciones son
considerados como residuos de manejo especial por las leyes mexicanas y será competencia de las entidades federativas
autorizar el manejo adecuado e integral.
La Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA)
informó que de acuerdo a Ley General para la Prevención y Gestión Integral de
los Residuos (LGPGIR), los residuos de la construcción, mantenimiento y
demolición en general son considerados, de acuerdo al artículo 19, fracción
VII, Residuos de Manejo Especial.
En ese sentido, le corresponde a las entidades federativas
formular, conducir y evaluar la política estatal, así como elaborar de manera
coordinada con la Federación los programas en materia de residuos de manejo
especial.
De acuerdo al artículo 5, fracción XXX de la LGPGIR, los
Residuos de Manejo Especial son aquellos generados en los procesos productivos,
que no reúnen las características para ser considerados como peligrosos o como
residuos sólidos urbanos, o que son producidos por grandes generadores de
residuos sólidos urbanos.
Dentro de las atribuciones de las entidades federativas en
materia de Residuos de Manejo Especial destaca el verificar el cumplimiento de
los instrumentos y disposiciones jurídicas en materia de residuos de manejo
especial e imponer las sanciones y medidas de seguridad que resulten
aplicables.
En el caso de que los residuos de manejo especial sean
depositados en áreas federales, tales como Áreas Naturales Protegidas, Áreas
Forestales, selvas y zonas áridas, humedales o manglares, deberán cumplir con
la legislación ambiental federal vigente, por lo que sólo en estos casos es
responsabilidad de ambas autoridades, estatales y federales, vigilar el
cumplimiento de las disposiciones ambientales locales y federales en el ámbito
de sus respectivas competencias: en materia de residuos los estados y en
materia de impacto ambiental y cambio de uso de suelo la federación.
TRAS SISMOS, EL ISSSTE COMPROBÓ LA EFICIENCIA DEL CENTRO
NACIONAL DE MANDO Y DE ESTANCIAS INFANTILES
José Reyes Baeza Terrazas, Director General del ISSSTE, dijo
que el pasado 19 de septiembre a través del Centro Nacional de Mando y Reacción
de Seguridad para los Infantes del ISSSTE (CENMAR) se “constató la rapidez y
coordinación de los diferentes cuerpos de protección civil municipales,
estatales y nacional, ya que el Centro y su personal aplicaron con eficacia y
eficiencia de los protocolos de protección civil para salvaguardar a los
pequeños”.
Agregó que “la principal función de este Centro es
resguardar lo más valioso que es la vida de los hijos e hijas de los
trabajadores, implementando nuevos sistemas que permitan darle seguridad y
tranquilidad a los padres de familia”.
Luego de revisar detenidamente los videos del CENMAR durante
la contingencia del 19 de septiembre, se pudo corroborar que el Centro fue
pieza clave para obtener información sobre el estado de cada EBDI, al tiempo
que se constató que el sistema de videovigilancia es eficiente en caso de que
se hubiera requerido brindar apoyo. El equipo conformado por 8 operadores, 3
supervisores y la coordinadora, estuvieron listos para reaccionar de manera
inmediata.
El CENMAR del ISSSTE está considerado el más seguro de
Latinoamérica y monitorea diariamente 123 Estancias de Bienestar y Desarrollo
Infantil en todo el país donde son atendidos 35 mil menores hijos de
derechohabientes. Cuenta con 650 cámaras de videovigilancia, mil alarmas de
emergencia, 4 mil 400 detectores de humo y tiene coordinación permanente con
los sistemas de protección civil de los tres órdenes de gobierno; es una
prestación social que brinda el Instituto a los servidores públicos del
Gobierno de la República.
La supervisora Brenda Reyes Pérez, quien también es madre de
familia con un infante registrado en una EBDI del Instituto, dijo que la
comunicación vía celular y de mensajería instantánea fueron las principales
herramientas para entablar contacto con cada directora de las estancias y saber
lo que ocurría en cada una de ellas, además del monitoreo de las cámaras para
detectar que el personal estuviera en las zonas de seguridad, así como la
llegada de los padres de familia.
“Lo que nos importaba era saber sobre las vidas de los
infantes y el personal. La tranquilidad llegó cuando teníamos la totalidad de
la información, ahí fue cuando empezó a bajar el estrés, y nos enterábamos por
vía telefónica o por Whatsapp, así como al saber que nuestras familias estaban
bien; también seguimos las noticias para conocer dónde había derrumbes.
EL ESTRÉS POSTRAUMÁTICO, UNA REACCIÓN COMÚN ANTE UN SUCESO
EXTRAORDINARIO
El estrés postraumático es una respuesta común ante una
situación extraordinaria como la derivada de los sismos ocurridos en septiembre
en México, explicó el doctor Fernando Ortiz Lachica, investigador responsable
del Programa de Orientación y Apoyo Psicológico de la Unidad Iztapalapa de la
Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
Para la recuperación es necesario hacer fluir los
sentimientos, como paso inicial del proceso que permita superar la incapacidad
para conciliar el sueño y estados de miedo, tristeza, desolación y depresión,
así como mareos y falta de entusiasmo, entre otros síntomas asociados al estrés
postraumático que desencadenan acontecimientos como los registrados el 7 y 19
de septiembre.
Dichos fenómenos “pusieron en peligro nuestra vida,
integridad y patrimonio, provocando una emoción que todos experimentamos y,
aunque hay personas que lo nieguen, si uno observa bien se dará cuenta de que
todos en alguna medida lo padecemos”.
Casi inmediatamente al fenómeno, mucha gente, la mayoría jóvenes,
reaccionaron rápidamente y crearon brigadas de ayuda para remover escombros,
organizaron centros de acopio y traslado de víveres; otros salieron a entidades
muy dañadas “y eso está muy bien”, pero sin duda también se verán afectados por
todo lo que vieron.
Muchas otros no pudieron brindar esa ayuda porque estaban
muy perjudicados personalmente y lo que pasa con ellos es que se sienten
culpables por no haber hecho lo suficiente; “eso no nos sirve, porque nos
atormenta, porque cada quién hace lo que puede y si algunas apoyaron en lo
inmediato, otras lo harán después, ya que la reconstrucción de nuestras vidas y
del país va a llevar un tiempo”.
También hay quienes se culpan incluso por haber sobrevivido
y por tener cama, techo, comida caliente, al pensar en los muertos, en quienes
perdieron a un ser querido o en aquellos que duermen a la intemperie.
El investigador sugirió “no atormentarse por haber hecho
mucho o poco, y por el contrario, aceptar si estamos asustados, tristes y
deprimidos, y sanarnos primero, porque a veces no podemos ni con nuestra alma”.
Las expresiones como “ya supéralo”, “échale ganas” o “déjalo
ir” se dicen la mayoría de las veces con las mejores intenciones, pero “tampoco
ayudan” a atravesar el momento de trauma, porque “nadie debe culparse de
sentirse mal”, porque ha sido triste y desolador perder a un ser querido o la
casa, o aunque no nos haya pasado nada, carecer de serenidad.
El doctor Ortiz Lachica dijo que lo más importante para
estabilizar los sentimientos es reconocerlos, aceptarlos y “tratar de ir
viviendo día con día, retomar nuestra vida personal con todo y ese miedo,
tristeza, coraje y ese remolino de emociones”, aunque, reconoció, “está siendo
muy difícil”.
Cada persona es diferente en el proceso de recuperación
porque hay quienes pueden estar tranquilas pero ven alguna noticia o presencian
conversaciones sobre el tema y vuelven a afectarse, o quienes vivieron el
temblor de 1985 y el de 2017 y se alteran ante cualquier réplica.
La recuperación no es una línea ascendente, sino un proceso
de sube y baja”, donde habrá personas que se sientan bien más pronto y otras se
tardarán, “y no podemos decir cuándo; por ello debemos ser comprensivos con
nosotros mismos y con los demás”, porque habrá quien necesite hablar de su
experiencia para desahogarse, pero también quien al platicar de ello se
retraumatice.
El investigador propuso pensar que “las emociones que nos
invaden son como visitantes inesperados, pero no son lo que soy, hay algo en
mí, aunque sea una pequeña parte, que no tiene miedo, no está triste y desde
ahí puedo ayudarme a reanudar mi vida”.
También recomendó encontrar un refugio de acompañamiento, es
decir, un amigo, una amiga, un pariente cuya compañía lo reconforte. Vale la
pena también hacer el esfuerzo de moverse, porque algunos “estamos muy tensos
por lo que es recomendable caminar, brincar y correr para descargar la tensión
corporal”.
(tellezflores@hotmal.com)
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